El alcalde de Benamira (pedanía de Medinaceli), Esteban García Benito, escribe sobre el nacimiento del río Jalón y la importancia de poner en valor el patrimonio hídrico.
«Tengo un sueño». Así podría empezar esta tribuna, pero los sueños en ocasiones se cumplen y este, en parte, ya es una realidad. El recuerdo de mi infancia en Benamira perdura a pesar de los años y, sin querer, aquella imagen fascinante del nacimiento de un río me ha perseguido hasta el día de hoy.
Aún resuenan en mi mente las palabras de mi abuelo, escritas en alguno de sus libros, referentes al río Jalón. Unas aguas que antaño nacían a borbotones y para beberlas teníamos que tumbarnos; unas aguas que en invierno formaban pequeñas lagunas; aguas que se enriquecían a lo largo de su recorrido, 224 kilómetros, antes de desembocar en el Ebro y aumentar de este modo hasta convertirlo en el río más caudaloso de España: «Digan lo que quieran las geografías y escritos de escribidores cómodos, que para decir que han estado en el nacimiento de un río dicen que lo parió su madre a la orilla de una carretera. El nacimiento del río Jalón está en Benamira y estará mientras la naturaleza no altere el curso de las aguas». Esto lo escribió allá por los años treinta.
También, como decía mi abuelo, se da un caso curioso y muy particular en esta zona, en la majada llamada «el chozo del tío Hilario»: en el sitio del cerezo, las aguas de la parte este van al Tajo y las del oeste al Jalón y por tanto al río Ebro. De esta manera, este término aporta sus aguas al Atlántico y al Mediterráneo.
Los ríos son como los niños. Ya en la Edad Media, Jorge Manrique en sus maravillosas coplas escribió aquello de «nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir». La metáfora es perfecta para explicar la mal entendida polémica en torno al nacimiento del Jalón. Varias pedanías de Medinaceli reclaman para sí ese punto inicial, a pesar de que todos los mapas, incluido el del ejército (que aseguran es el más fiable), detallan que el nacimiento está en el término de Benamira, en la llamada Fuente Vieja, en las estribaciones de Sierra Ministra.
La Confederación Hidrográfica del Ebro lo confirma dando las coordenadas UTM30 ETRS89 x:548287, y:454629, que coinciden con el mapa más antiguo que hemos encontrado, que data de 1860.
Decía que el nacimiento de un río es como el de un niño, que a lo largo de su vida se alimenta y crece. De la misma manera, el Jalón dentro del término de Benamira recoge aguas de otras filtraciones y fuentes hasta llegar a Esteras, donde se une a otro yacimiento de agua importante, aunque el resultado de esta unión sigue sin ser ese poderoso río que ya encontramos en Santa María de Huerta, donde el niño que nace minúsculo en la falda del Monteagudillo ya es un adolescente que seguirá creciendo hasta llegar al Ebro. El río no es de Benamira, sino de todas las poblaciones que aportan sus aguas, lo cuidan y respetan a lo largo de todo su recorrido.

Una vez aclarado esto, explico las razones de por qué era tan importante tratar de restablecer o por lo menos detener la constante degradación del entorno. Abrazado por el cerro de Monteagudillo (icono del pueblo) y las estribaciones de sierra Ministra, se forma el lugar conocido como la Hoya, dado que tiene, o mejor dicho tenía, esa forma que hoy solo perdura en el recuerdo de quienes hoy ya pasamos de los sesenta. El lugar hoy está irreconocible, degradado. Primero fue la agricultura que, ayudada por la concentración parcelaria, dio lugar a la creación de grandes campos de cereal, sin importar acequias y ribazos. Además hay que añadir la quema descontrolada de las riberas del río, donde en otros tiempos crecían unos majestuosos árboles, especialmente los llamados saces (Salix alba), de los que en la actualidad solo queda uno, y este ha sido dañado por un rayo, pero aun herido la fuerza de la naturaleza trata de recomponerse como puede.
No pretendo echar la culpa a los labradores de entonces, pues bastante tenían con sobrellevar su subsistencia en aquellos aciagos tiempos. Pero ahora, con la maquinaria de la actualidad, esta degradación se ha incrementado en un porcentaje muy elevado. ¿Por qué no cuidamos los ribazos?, ¿por qué no respetamos las acequias?, ¿por qué no mimamos el río? Ribazos, acequias y el río son refugio para la fauna. Bastante tienen los animales con protegerse de la cantidad de veneno con que se riega el campo. ¡Qué vamos a dejar a nuestros hijos!
Pero ahí no queda la cosa. De repente llegó el caballo de hierro (AVE), partió la zona en dos mitades y arrasó con todo lo que se le interponía: majadas, chaparros (Quercus coccifera), sabinas, zarzamoras, endrinos y casi toda la flora del lugar. No se le interpuso ni siquiera un poblado celta a los pies de Monteagudillo, cuyo cementerio fue profanado por la maquinaria y parte de los restos (calaveras, tibias, etc.) aparecieron posteriormente al borde de las cunetas de las vías del tren. Al parecer, la prosperidad está reñida con la conservación del patrimonio.

El principio, para tratar de revertir esta situación, ha empezado con el proyecto llevado a cabo para la puesta en valor del nacimiento (proyecto avalado por la CHE, administradora de este rio y que una vez terminado ha sido inaugurado por el Obispo de Osma). Creo que se debería continuar con otras actuaciones, como la plantación de árboles en la pradera, para crear una zona de oasis para fauna y visitantes, en especial los ciclistas, a los que desde el inicio de las obras se les ve cruzar el pueblo en dirección al nacimiento.
Por cierto, el agua del manantial es muy fina, analizada sobradamente por los estómagos de pastores y labradores que a lo largo de los años apagaron su sed en ella. No obstante, la intención es analizarla por el proceso reglamentario; claro está que todo esto se topa con lo de siempre: el problema del dinero, problema que se agrava en Benamira debido a la limitación de recursos de los que dispone la pedanía.
Mi trabajo, a partir de ahora, consistirá en seguir llamando a las distintas administraciones para poder seguir adelante. Espero que alguna me abra la puerta, aunque me tenga que poner de rodillas delante de ellas.
(*) Esteban García Benito es Alcalde pedáneo de BENAMIRA
Foto principal: Cartel de Tierra Prints (M.B.) en el nacimiento del río Jalón
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