La población de cuernúa (Caralluma burchardii) o diente de perro, como la conocen los vecinos, se recupera en la Zona de Especial Conservación (ZEC) que forman el cerro de los Ancones y la degollada de Sice, en el municipio de Tuineje, en la isla canaria de Fuerteventura.
La cuernúa es una planta de tallos carnosos que se adapta a los medios áridos en los que vive y forma rodales de pequeños tallos de 15 a 20 centímetros de altura, aunque en ocasiones alcanza los 45, según ha explicado el biólogo del Gobierno canario Ángel Vera.
Sus tallos subterráneos horizontales mantienen la conexión con los tallos aéreos, carnosos y cuadrangulares, con flores pequeñas, terminales y en grupos que tienen un cáliz con sépalos verdes y puntiagudos y una corola con lóbulos verdes a marrón púrpura.
El fruto, con forma de cuerno, largo y de color marrón y pelos largos y blancos, es lo que da el nombre a la planta, únicamente presente en las islas canarias de Fuerteventura y Lanzarote y en los islotes de La Graciosa y Montaña Clara.
Caprichosa adaptación
En esta ZEC de la Red Natura 2000, una de las 177 que hay en Canarias, hay dos grupos de cuernúa que pueden superar el millar de ejemplares y que se desarrollan de manera principal en espacios en que el abandono del uso agrícola se remonta a décadas.
Estos espacios recuperan poco a poco los elementos naturales de la flora y la fauna que les son propios por su ubicación, y así, de forma paulatina, van añadiendo especies de matorrales áridos, entre las que se encuentra la cuernúa, indicó Ángel Vera.
El número de ejemplares de esta planta varía de un año a otro entre los 300 y los 500, explicó el biólogo, y es precisamente en esta ZEC donde se realiza un exhaustivo seguimiento de su evolución, como espacio implicado en el mantenimiento de los hábitats donde se desarrolla.
Esta ZEC, situada en el tramo centro-meridional de la isla de Fuerteventura, a una altitud de entre 250 y 575 metros sobre el nivel del mar, ocupa una superficie de 223,30 hectáreas y tiene forma de valle intercolinar.
Ancones-Sice comprende dos tramos y medio de valles situados perpendicularmente entre sí, ubicados entre dos “morros”, el Morro de Sice y el Morro Tabaiba, y atravesado de este a oeste por la carretera FV-30. EFE
