La naturaleza, la piedra angular de la sostenibilidad. Por (*) Ana Herrero

Publicado por: generico 31 de enero, 2023

Arrancamos el año 2023 con una inercia muy favorable de avance y ambición en la agenda ambiental. El Acuerdo de Kunming-Montreal alcanzado en la COP 15 es un claro reflejo de ello. La naturaleza -que incluye biodiversidad, agua dulce, tierra, océanos y atmósfera- reivindica su protagonismo y se convierte en la piedra angular de la sostenibilidad.

Así, vemos cómo otros asuntos ambientales clave, como el cambio climático o la economía circular, quedan sustentados y no pueden entenderse ya de manera aislada a la comprensión de las dinámicas de dependencia, impacto y protección de la naturaleza.

La crisis relativa a la pérdida de biodiversidad y degradación de los sistemas naturales que estamos viviendo y que, potencialmente podría generar impactos significativos y comprometer hasta un 50% el PIB a nivel global, ha propiciado un cambio del sistema de referencia en base al cual se determinan los retos y las oportunidades a partir de ahora.

Estamos todos de acuerdo en que no nos encontramos en el contexto más sencillo. La situación global que estamos viviendo, desde el punto de vista geopolítico, económico y social, no es la mejor compañera de viaje.

Pero, ¿es el momento de parar? Claramente no. Estamos en el que probablemente sea “el momento de la verdad”, para gobiernos y empresas, el de demostrar cómo la sostenibilidad sigue siendo la mejor solución para abordar los grandes retos sociales y políticos y para generar un modelo de prosperidad y bienestar para los 8.000 millones de personas que vivimos en el mundo, dentro de los límites planetarios.

De manera muy similar a lo acontecido en 2015 con el Acuerdo de París y la meta de los 2 °C, los 196 países bajo el Convenio sobre Diversidad Biológica aprobaban hace unas semanas el Acuerdo de Kunming-Montreal para detener y revertir la pérdida de la naturaleza y lo hacían también con una meta icónica, entre otras: el compromiso 30×30.

Hemos de garantizar la protección del 30% de las zonas terrestres, de aguas continentales y costeras y marinas, especialmente las zonas de particular importancia para la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas, para el año 2030.

Para conseguirlo, será fundamental reorientar los flujos de capital (tanto públicos como privados) para poder financiar acciones de conservación, ajustar los incentivos fiscales para promover acciones positivas para la protección y restauración y aumentar el apoyo a países en desarrollo.

La financiación privada en naturaleza, que estiman será necesario quintuplicar en los próximos años, se convierte ahora en determinante para alcanzar, no solo los objetivos de este acuerdo, sino también los climáticos, atendiendo simultáneamente a las demandas de las conocidas crisis gemelas (climática y de biodiversidad).

Y es que una cosa está clara, no conseguiremos llegar al Net-Zero en 2050 si no logramos alcanzar el objetivo Nature Positive para 2030.

No es el momento de poner en duda los objetivos adoptados, por mucho que la falta de resultados y progreso profundo y riguroso hasta la fecha haga cuestionar si lo que es científicamente necesario es políticamente factible.

El objetivo del 1,5°C que establece la comunidad científica no es una cifra que podamos cambiar sin consecuencias, realmente es un límite que permite contener la gravedad de los impactos del cambio climático.

Así pues, cualquier reversión de la acción gubernamental y privada -por asumir la necesidad de un mayor realismo climático- continuaría amplificando los riesgos para la salud humana y estimularía el deterioro del capital natural.

Mantener una meta ambiciosa y retadora, permite multiplicar los esfuerzos para conseguir llegar a ella o, al menos, aproximarse lo máximo posible. Es clave mantener (si no acelerar) el ritmo.

En el peor de los casos, ¿qué pasa si finalmente no lo cumplimos? Habremos garantizado contener el rebasamiento al mínimo -cada fracción de grado cuenta- implicando una mayor seguridad en términos de gestión de los riesgos climáticos, que un año más se encuentran en el top 10 de riesgos para la economía mundial según el World Economic Forum.

Para reducir la presión sobre los sistemas naturales resultante de la extracción insostenible de recursos -recordemos que consumimos cada año el equivalente a 1,75 planetas, siendo casi un 70% recursos no renovables (minerales) o no circulares (combustibles fósiles)- a la vez que reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), debemos intensificar los esfuerzos por hacer más circular nuestro modelo de producción y consumo.

Y en este sentido, el sector privado, a través de estrategias sólidas y una clara apuesta por poner en el mercado productos y servicios más sostenibles, son un catalizador de la acción y pueden maximizar el impacto positivo.

En concreto, uno de los elementos clave para ello es la transición energética: conseguir un mix energético en el que el 75% de la energía proceda de fuentes renovables para sectores prioritarios (alimentación, construcción, movilidad y transporte o industria) supondría una disminución de un 34% de la extracción de recursos que implicaría directamente la reducción de emisiones de GEI suficiente para cumplir el Acuerdo de París.

Es fundamental que el sistema energético de Europa transite hacia un sistema de menor coste, menores importaciones y menores emisiones de GEI -basado en un ecosistema energético multidimiensional en el que la energía renovable es el elemento central complementada por fuentes de energía molecular como el hidrógeno verde y la bioenergía- por su potencial transformador en la protección del planeta.

Debemos renfocar los incentivos, las políticas y la acción pública y privada hacia una visión completa que integre la conservación junto con estrategias de mitigación y adaptación climática aceleradas (y positivas para la naturaleza) y los cambios en los patrones de consumo y producción, apostando por modelos circulares.

Es el momento perfecto para tomar la responsabilidad, aumentar la ambición, acelerar la acción y potenciar las alianzas para lograr los compromisos que nos alinean con una visión sostenible a medio y largo plazo.

Para profundizar en estos y otros asuntos que son tendencia en materia de sostenibilidad en este año 2023, os animo a consultar el informe que acabamos de publicar desde Forética ‘Tendencias ESG 2023. Claves para la agenda empresarial de sostenibilidad’.

 

 

(*) Ana Herrero es directora de proyectos  y servicios de Forética.

 

 

 

 


 

Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y  EFEverde

Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde

 

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