La amenaza del caracol manzana (Pomacea insularum), considerada una de las cien especies invasoras más dañinas del planeta, será debatido mañana en el Pleno del Senado, por una moción presentada por Entesa para buscar soluciones a un problema, que preocupa especialmente a los agricultores.
En su iniciativa, el grupo parlamentario catalán advierte que la especie, muy dañina también para el medio ambiente y el equilibrio ecológico de las zonas que invade, amenaza hoy la continuidad del cultivo de arroz en el Delta del Ebro.
Relata Entesa que las actuaciones llevadas a cabo por cooperativas y Generalitat han resultado infructuosas y requiere una intervención de la Administración General sobre este gasterópodo de agua dulce tropical, que se “escapó” de una empresa de flora para acuarios y encontró en las aguas templadas de las lagunas mediterráneas un hábitat adecuado.
El nuevo catálogo español sobre especies exóticas invasoras recoge hasta 181 ejemplares de flora y fauna que constituyen una “amenaza grave” para la economía y la biodiversidad autóctona, entre los que aparece el citado caracol.
Entre “las más buscadas” figura también el jacinto de agua (Eichhornia crassipes), que en la cuenca del Guadiana tapa canales de riego, cubre embalses, adultera el agua y provoca la muerte de peces.

PARLAMENTO EUROPEO
Hace unos meses, el Parlamento Europeo (PE) y los Veintiocho cerraron un acuerdo sobre las nuevas normas para controlar y tratar de evitar la expansión de especies invasoras en la Unión Europea (UE), que incluirá la creación de una lista con aquellas que tendrán vetada su entrada en territorio comunitario.
El listado incluirá plantas, animales e insectos que serán declarados “preocupantes para la Unión”, debido a los daños ecológicos y económicos que causan, y que pueden llegar hasta los 12.000 millones de euro al año en toda la UE, según el eurodiputado socialista checo Pavel Poc.
De acuerdo con la Comisión Europea, existen en estos momentos 12.000 especies exóticas presentes en Europa, el 15 % de las cuales son invasoras y se están multiplicando rápidamente.
Más allá del daño económico, también suponen un problema ecológico, ya que pueden perjudicar seriamente los ecosistemas y llevar a la extinción de especies autóctonas necesarias para mantener el equilibrio natural.
Es el caso de la cereza negra, que en la actualidad está perturbando seriamente los ecosistemas forestales, o de la ardilla gris, que compite con la ardilla roja.
Además, algunas de estas especies son portadoras de enfermedades, como es el caso del mosquito tigre. EFE
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