Luis Miguel Domínguez Lobo Marley. Fernando Prieto Observatorio Sostenibilidad.- Sobran las razones para proteger al lobo, tanto ecológicas, como economicas o sociales. Los lobos son un depredador apical que controlan el resto de poblaciones del ecosistema y mantiene el equilibrio del mismo.
No puede haber sobrepoblación, igual que no puede haber exceso de águilas imperiales o de otras especies que están en lo más alto de la cadena trófica. Los lobos controlan jabalíes y corzos sin coste, con mucho criterio y permiten que estos herbívoros, de los que sí puede haber exceso de ejemplares, no sobreexploten la vegetación y permitan la regeneración de los bosques.
También existen razones economicas, el turismo donde hay lobo como la Sierra de la Culebra, es mucho mayor que donde se ha exterminado. Igual pasa en los valles oseros de Asturias donde hay un turismo asociado al oso. El mítico parque de Yellowstone en Estados Unidos ha multiplicado sus visitantes desde que ha vuelto el lobo.
Otra razón, las zonas de España donde están los mejores trofeos de caza de venados son precisamente donde hay lobos ya que realizan una excelente labor de selección de la especie. Al reducir el número de jabalíes y corzos, hay menos accidentes de tráfico, disminuyen los daños a cosechas y controlan sanitariamente estas poblaciones por lo que se reducen las trasmisiones de zoonosis al ganado. Esa lección es de este año, más biodiversidad, menos pandemias. Pero además hay razones sociales, una gran parte de la población española sin duda prefiere que haya osos, linces y lobos. Un país con estas especies es más rico que si no lo tuviera y seguro, que, si realizara un referéndum la inmensa mayoría de la gente preferiría la conservación de la especie que su caza o muerte.
Recordemos que las mayores manifestaciones que ha habido en este país por la biodiversidad fueron por el lobo. En los 70 llego a haber solo 400 ejemplares en todo el país, y gracias a un gran comunicador de televisión que enseñó a todo el país el incalculable valor de esta especie se pudo salvar.
Pero es cierto, el lobo tiene problemas con algunos tipos de ganadería extensiva, además de mala fama en el imaginario colectivo en algunas zonas y sobre todo se está utilizando como arma arrojadiza entre grupos políticos para conseguir votos. La ganadería extensiva, que es esencial para la conservación de los ecosistemas, ha presentado un continuo declive durante décadas. Pero el lobo no es el responsable. En ocasiones esta ganadería consiste en dejar el ganado sin ningún tipo de control durante semanas o meses y luego ver que ha pasado. La ganadería y el mundo rural y necesitan recibir una contraprestación por su imprescindible trabajo en favor de la conservación de los ecosistemas y el lobo, está por supuesto, en esa ecuación. Los ganaderos e incluso los cazadores responsables e inteligentes prefieren que haya lobos a que no los haya. Se trata de solucionar estos problemas, con la mejor ciencia disponible. Apoyando con los fondos europeos la gestión conservacionista, a la gente.
Ya hemos visto la oposición inicial a la declaración de espacios protegidos, también pasó con la prohibición al tabaco, al exceso de velocidad o al Toro de la Vega, por ejemplo, pero posteriormente toda la sociedad, y sobre todo los habitantes más cercanos, han comprobado que es mucho mejor conservar Ordesa o Doñana que destruirlo. En España solo existe el lobo en cuatro comunidades autónomas, han sido los suficientemente inteligentes y conservacionistas durante décadas para proteger esta magnífica especie hasta nuestros días, mientras era exterminado en el resto del país. Pero, esto no significa que solo sea de esas cuatro comunidades autónomas, igual que los linces que pasean por todo el país o las águilas imperiales. Igual que Ordesa de Huesca o Doñana no es de Huelva. Es un patrimonio colectivo de todos, para las generaciones futuras. Exactamente las mismas razones que nos llevaron a conservar el lince o el oso son las que nos van a llevar a proteger el lobo. Es imposible pensar en la biodiversidad en España o en Europa sin el lobo.
Pero el lobo es algo más que una especie a proteger. Es algo identitario. Es una cuestión de dignidad, de honestidad, de ética, igual que en Portugal. Tiene que ser el símbolo de una España en marcha, del siglo XXI comprometida con el futuro, que evoluciona de antiguos miedos a la modernidad. Hagamos que la inteligencia colectiva y la sostenibilidad triunfen sobre la ignorancia y la tragedia de los comunes. Es hora de asegurar la convivencia entre el hombre y el lobo. Es aquí y ahora. Ganamos todos. Lobo protegido. Lobo vivo.
(*) Luis Miguel Domínguez Lobo Marley / Fernando Prieto Observatorio Sostenibilidad
Fotografía principal: EFE/J.J. Guillén
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