El alcornoque es uno de los árboles característicos del bosque mediterráneo y fuente de riqueza al conformar un paisaje tan característico como la dehesa que combina con éxito el desarrollo de la naturaleza con su rentabilidad económica en caza, mantenimiento de ganado o explotación forestal: el mayor punto de concentración y el mejor conservado de esta especie es el Parque Natural de Los Alcornocales, uno de los más grandes de España.
Este lugar protegido, que se extiende por la provincia de Cádiz y parte de Málaga a lo largo de unas 170.000 hectáreas, ofrece una importante diversidad de paisajes que puede apreciarse tanto en su biodiversidad de fauna (desde currucas hasta mirlos acuáticos y águilas culebreras) y flora (desde laureles hasta acebos y robles) como en su historia y tradiciones locales.
El suave clima mediterráneo y el agua abundante, que procede de ríos y arroyos pero también de las nieblas que se forman gracias a la humedad procedente de la costa y que aporta unas provechosas precipitaciones horizontales, conforma un paisaje ideal para el ecoturista.
En las zonas más altas, entre las rocas aparece un matorral denso y achaparrado llamado herriza en el que se encuentra diversas plantas aromáticas y por el que deambulan cabras montesas y rapaces como el búho real, el halcón peregrino o el buitre leonado; en las más bajas, el pasto alimenta sobre todo a la vaca retinta, ganado típico en la región.
En la sierra de Cádiz, dentro del Parque Natural, se encuentra Alcalá de los Gazules, conjunto histórico artístico desde 1984 aunque la presencia humana se remonta al menos hasta el siglo II a.C., y en las afueras de la localidad, la Casa El Lario, dentro de una finca de 30.000 m² conformada por varias laderas frondosamente pobladas sobre todo por alcornoques (algunos de ellos, centenarios), pero también con encinas, quejigos y pinos.
“La propuesta de El Lario es novedosa”, explica su propietario David Ruiz a Efeverde, “porque en esta zona la mayor parte del turismo rural se considera ‘low cost’ y en consecuencia suele redundar en el nivel de calidad; por ello quisimos dar un paso más allá y ofrecer una buena combinación de ecoturismo pero con todos los servicios para un visitante exigente”.
Por ello, los dos pilares de su oferta se basan precisamente en “la comodidad y el confort que ofrece el alojamiento, por encima de la media, y el entorno protegido de naturaleza en el que se encuadra”, dentro de un Parque Natural que “turísticamente, tiene la ventaja de ser una zona poco explotada y por tanto desconocida para los aficionados al turismo verde, en comparación con otros lugares también protegidos y bonitos, pero más visitados, como la sierra de Cazorla”.
En Andalucía “tenemos dos grandes tipos de casas: el cortijo y la casa solariega o de recreo, y ésta es del segundo tipo: construida pensando en el descanso de sus habitantes desde el primer momento”, precisa Ruiz.

La construcción se remonta al siglo XIX y ha sido disfrutada desde entonces como lugar de recreo por sucesivas familias, aunque fue rehabilitada por completo recientemente para ser destinada al turismo rural y al fin abierta al público la pasada primavera.
Las actividades para los aficionados a la naturaleza son “múltiples”, pues “además del descanso puro y duro en un entorno rural, disponemos de un mirador natural para el turismo ornitológico, facilitamos el acceso a rutas de senderismo para todas las edades desde un par de horas hasta un par de días con acampada incluida dentro del Parque Natural, puedes contemplar una noche estrellada de una belleza difícil de encontrar en otras zonas de España y además en una hora estás en cualquiera de las amplias playas atlánticas de la provincia para disfrutar del mar”.
Otras posibilidades en Los Alcornocales incluyen desde la espeleología en Ramblazo-Motillas hasta las rutas a caballo en La Almoraima, el montañismo en el Picacho, el windsurf en Tarifa o el descenso de cañones en La Garganta de Buitreras.
Los ecoturistas que decidan añadir el factor cultural a sus vacaciones, también pueden optar por acercarse a la misma capital de provincia, Cádiz, o a otras ciudades que quedan relativamente cerca como Sevilla y Jerez, además de visitar algunas de las cuevas con restos de pinturas rupestres como la del Tajo de las Figuras, la de La Laja Alta o la de Bacinete, por no hablar del “gozo de la contemplación de los pueblos blancos de la zona, empezando por la propia Alcalá de los Gazules, donde todavía se puede ‘respirar’ del ajetreo moderno, reencontrarse con el espíritu típicamente andaluz y encontrar rincones propios”.
La palabra que mejor define la estancia en este alojamiento, según Ruiz, es “tranquilidad” porque “la mayoría de nuestros visitantes, sean turistas verdes o no, vienen aquí para relajarse y olvidarse de todo.”
Claro que si también buscan pequeños secretos, podemos revelar uno: varios de los canutos o valles encajonados de Los Alcornocales cuentan entre sus habitantes vegetales con un tipo de helecho que se considera como la planta vascular más antigua que vive sobre la Tierra y que, aparte de aquí, sólo se encuentra en algunas zonas tropicales del planeta, a miles de kilómetros de Europa.
Casa El Lario es uno de los alojamientos incluidos en la web http://www.clubrural.com, uno de los mayores buscadores de Europa dedicado a la promoción del turismo rural en España.
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