El día de después: Por un planeta sano y una economía resiliente. Por (*) Ana Herrero

Publicado por: generico 6 de junio, 2020

La crisis sanitaria que enfrentamos ha puesto en evidencia dos aspectos clave que, a futuro, nos ayudarán a generar una mejor respuesta ante un hecho extraordinario como el que actualmente ha provocado la COVID-19. ¿Cuáles son? Sin duda, un planeta sano y una economía resiliente, bien equipada. Y es que hemos de estar preparados para una mayor intensificación y ocurrencia de situaciones que, como la del COVID-19, pongan en jaque y alteren nuestra normalidad, a medida que vamos ejerciendo una mayor presión y tensionamos los sistemas ambientales, sociales y económicos.

Un planeta sano

Contar con un planeta sano es la base de todo lo demás. Tal y como reconoce la propia Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), “el desarrollo social y económico depende de la gestión sostenible de los recursos naturales de nuestro planeta” y, por tanto, la consecución de los ODS, pasa por garantizar el cumplimiento de aquellos de índole ambiental (cambio climático, biodiversidad terrestre y marina o agua, entre otros).

Esto ya lo sabíamos antes de la pandemia, pero ahora contamos con un muy buen ejemplo para hacer tangible esta afirmación. Y es que ha quedado demostrado que, por un asunto de salud de origen ambiental, el mundo prácticamente “se ha parado”: los ciudadanos de todo el mundo hemos enfrentado un confinamiento sin precedentes; se están destruyendo puestos de trabajo; y la economía se ha visto afectada, con los mercados registrando pérdidas históricas.

Muchas miradas apuntan, y así lo sugieren las investigaciones, a que el origen de esta crisis sanitaria está en murciélagos o pangolines malayos, en ambos casos apuntando al origen zoonótico de la enfermedad.

A día de hoy las enfermedades zoonóticas representan el 75% de las nuevas enfermedades infecciosas y causan millones de infecciones y muertes, con importantes repercusiones socioeconómicas.

Y los seres humanos somos, en gran medida, los responsables de su propagación debido a la sobreexplotación de la naturaleza. Los cambios de uso de la tierra (incluyendo la deforestación y la modificación de los hábitats), la colección y el tráfico de especies, el cambio climático, la contaminación, las especies exóticas invasoras y la pérdida de diversidad biológica son solo algunos ejemplos.

Resulta curioso, somos claramente parte de la causa de un impacto que luego padecemos directa y dolorosamente.

Si conseguimos revertir estas malas prácticas y apostamos como sociedades, países y empresas por la conservación de la naturaleza y sus ecosistemas, estaríamos en una situación más favorable para evitar este tipo de crisis.

Economía resiliente

Una economía resiliente es una economía bien equipada. Y, ¿a qué nos referimos con “bien equipada”? Básicamente requiere de la interiorización de que es necesario entender y atender los riesgos ESG (ambientales, sociales y de buen gobierno, por sus siglas en inglés) a los que se enfrenta, desplegando las estrategias necesarias para mitigarlos e incluso convertirlos en oportunidades.

Y esto, si bien parece algo lógico y dentro de cualquier “sentido común”, en la realidad no ocurre de manera tan clara. Si bien podemos hablar de pequeños avances en algunos casos, a nivel global no llegamos a cumplir con los ritmos y objetivos necesarios, claros ejemplos son los tres grandes retos a los que nos enfrentamos: el cambio climático, la desigualdad y la destrucción de la naturaleza.

Sin embargo, en este punto nuevamente, la COVID-19 nos ha ayudado a visibilizar cómo el hecho de hacerlo, de estar bien equipado, reporta claras ventajas y es que desde el comienzo de la crisis pudimos ver cómo a pesar del fuerte batacazo de las bolsas mundiales, las compañías líderes en sostenibilidad tenían un comportamiento mucho más benigno en los mercados. En Europa, las compañías más sostenibles cayeron un 4,8% menos que sus índices de referencia y en Estados Unidos, un 2,5% menos.

Sostenibilidad y creación de valor

El mensaje es claro y hemos de lograr que sea escuchado y entendido en todos los entornos: la sostenibilidad crea valor, contribuye al desarrollo económico y social.

Y esto es precisamente lo que ahora necesitamos. Las nuevas oportunidades y fortalezas que aporta la sostenibilidad a una empresa o aun país, junto con la minimización de los riesgos y por tanto la reducción asociada de costes, que suponen los escenarios en los que la consideración de los asuntos ESG están incorporados, es una realidad.

Hace unas semanas presentábamos en el ‘Foro Empresarial: Salud y Desarrollo Sostenible (ODS 3) este binomio entre sostenibilidad y creación de valor, añadiendo un elemento más: la salud y avanzamos los resultados el trabajo del Grupo de Acción de Salud y Sostenibilidad impulsado por Forética en el que participan unas 25 empresas.

Entre los asuntos a destacar, podemos comentar cómo de las 6 tendencias en materia de salud y sostenibilidad, destacan 3 con marcado carácter ambiental: pandemias y enfermedades de origen zoonótico, el cambio climático o la contaminación atmosférica.

Además, planteamos ese business case de la salud y sostenibilidad demostrando cuáles son las palancas para la creación de valor en la empresa: productos y servicios alineados con hábitos de vida saludables y sostenibles, gestión de riesgos en las operaciones (sobre todo en la cadena de suministro), mejora de las tasas de productividad gracias al mantenimiento de la salud y el bienestar de los empleados y la legitimidad y reconocimiento social.

Las empresas tienen a su disposición incorporar este enfoque en su estrategia y gestión a través de una hoja de ruta sencilla que también queda recogida en los resultados de este grupo. Y desde luego, tienen mucho que ganar si lo hacen.

Ana Herrero_

Para avanzar en este sentido y lograr, llegado este momento, una recuperación lo más sostenible posible para todos, sin dejar a nadie atrás, es fundamental la implicación de todos los agentes: gobiernos, empresas y organizaciones y ciudadanos.

Hemos de asumir de manera coordinada y responsable la ambición necesaria y pasar a la acción para el cumplimiento de los compromisos y objetivos que así lo garanticen.

 

(*) Ana Herrero es directora de Proyectos y Servicios de Forética

 

 

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