Lourdes Uquillas.- EFEverde.- La financiación climática no debe reducirse a la aportación de fondos por parte de los países más desarrollados, tiene que centrarse en las necesidades que provoca el cambio climático, explica el jefe de Energía y Clima de WWF, Manuel Pulgar-Vidal, exministro de Medio Ambiente de Perú.
Financiación climática
Pulgar-Vidal señala que, además, debe basarse en mecanismos transparentes, en la apertura de portafolios financieros y en el alineamiento con el límite de 1.5 grados de calentamiento global.
Abogado especializado en temas ambientales y de cambio climático, asegura en entrevista con EFE que la financiación climática parte de del Acuerdo de París, en el que se recoge la financiación de 100.000 millones de dólares anuales hasta 2020 por parte de los países más desarrollados como un mecanismo de compensación a los menos desarrollados debido a los fenómenos meteorológicos causados por las emisiones de los más industrializados.
Este compromiso no se ha cumplido y “eso se va a constatar en la próxima Cumbre del Clima (COP26) de Glasgow (Reino Unido), sin embargo, según estimaciones “las aportaciones deben estar entre los 80.000 y 90.000 millones de dólares actualmente”, señala el exministro peruano y uno de los promotores del Acuerdo de París de 2015. Sostiene que, “aunque es un dato que no se ha verificado”, se podría alcanzar en 2022.
En relación a los fondos o flujos, dice que en la COP26 habrá que determinar cuál va a ser la meta siguiente en esos compromisos, es decir para el periodo 2020 a 2025, pero también se espera que haya “un incremento de recursos para el Fondo de adaptación, algo muy demandado por los países más vulnerables y también para la pérdida de biodiversidad”.
Transparencia climática
Explica Pulgar que de forma previa a la COP26 se han desarrollado dos “fuerzas de tarea”: una en relación a la apertura climática y transparencia y otra de transparencia y apertura por la Naturaleza, con muchas corporaciones que “se han unido a las mismas “para abrirse y transparentar sus portafolios financieros”, con el objetivo de determinar su financiación climática y sostenibilidad.
El alineamiento del sector financiero con el objetivo de 1.5 grados de calentamiento pretende que las empresas dejen de financiar actividades que utilizan combustibles fósiles como fuente de energía, y a pesar de que el Banco Mundial y otras entidades privadas ya se han manifestado en ese sentido, “se necesita mayores esfuerzos”, según Pulgar.
[box type=”shadow” ]Señala que cuando se habla de alineamiento con el 1.5 de los Estados, se necesita el compromiso “más activo” de los ministros de Finanzas, como lo hace la Coalición de Ministros de Finanzas por el Clima, que ya tiene 60 miembros y que se reunieron por primera vez juntos en Madrid en 2019 y se prevé que haya próximamente otra reunión para fijar la eliminación de subsidios a combustibles fósiles y la omisión de prácticas que incrementen el carbono.[/box]
La COP26, una reunión de implementación
No obstante, a pesar del arduo trabajo que queda aún por hacer para alcanzar una subida de 1.5 grados de temperatura, Pulgar señala que “sin restar valor a las reuniones de la COP, hoy en día es más una reunión de implementación que de negociación, los temas de negociación son importantes, pero son pocos en relación a los que se dieron en el pasado”.
En relación a la ambición climática, señala que los países llegan a la Cumbre de Glasgow con “diferencias estructurales” entre países desarrollados y menos desarrollados, éstos últimos más vulnerables a los efectos del cambio climático “en la medida en que no tienen las condiciones para poder enfocar la adaptación que les lleve a la resiliencia”.
Compromisos nacionales
Pero uno de los aspectos más destacables relacionado con el Acuerdo de París es que algunos llegan con sus compromisos nacionales determinados (CND) “nuevos y fortalecidos y otros con una actualización; pero los hay que no llevan sus compromisos, algo que es muy triste para el proceso porque se esperaba que la actualización o fortalecimiento de los CND se diera en 2020, plazo postergado por la pandemia”.
Una tercera diferencia estructural entre los países que llegan a la COP26 es “la visión a largo plazo”, ya que, a su juicio, son muy pocos los países en vías de desarrollo que han elaborado además de su CND su estrategia 2050, “fundamental porque una política a corto plazo sin una visión a largo plazo puede ser caótica y desordenada”.
Es por eso que el Acuerdo de París planteó los CND y las estrategias a largo plazo en las que los países tienen que señalar cómo pretenden llegar a la neutralidad en 2050 y ser resilientes al cambio climático, asegura el negociador climático.
Y, finalmente, los países llegan con necesidades de financiamiento climático, las mismas que dependen de cada estado, como los insulares por la subida del nivel del mar o los que buscan financiación para prevenir efectos meteorológicos.
Gastos militares
En su opinión, “la voluntad política permitirá adelantar en esas negociaciones y se va a avanzar en la medida de la expectativa”, pero, asegura, lo que sí se va a tratar son otras cuestiones correlacionadas”. Hoy en día la COP es el lugar donde hay que ver el resultado entre lo que se negocia y se obtiene más todo lo que en paralelo se trata en estas negociaciones, sostiene.
[box type=”shadow” ]Preguntado sobre el aumento del gasto militar has los 1,981 billones de dólares, un incremento del 2,6 % desde 2019 según datos del Stockholm International Peace Research Institute, Pulgar señala en una respuesta “contundente”, que es un dato que “no puede desanimar el proceso” de negociación climática, porque cualquier comparación que se haga con el gasto militar, “claramente demuestra la inequidad existente” en relación con los costos de ambición climática, de salud, del agua o de una vida digna.[/box]
Sin embargo, asegura, cuando se habla de ambición climática, eso no significa que si bien es cierto que no se ha llegado a poner a todo el mundo en la trayectoria de limitar el ascenso de la temperatura en el 1.5 grados en relación a la era preindustrial, los números demuestran un descenso de la proyección de la temperatura.
“Vamos en la dirección correcta”
“Hay que recordar”, dice, que cuando se empezaron las discusiones sobre la temperatura del planeta se proyectaba de acuerdo a la Ciencia, un aumento para final de siglo de más de 4 grados, después se calculaba en 3,7-3,8, posteriormente se situó en el 2,7 y según las últimas proyecciones está en el 2,4, como ha recordado precisamente este martes el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. El límite fijado por la ciencia está en el 1,5 y hay algunos países como “China o India que podrían bajar esas proyecciones en la medida que seamos capaces de hacer bien esos planes”.
Asegura en el tono positivo que mantiene Pulgar a lo largo de toda la conversación, que “vemos que la dirección es la correcta, estamos en la década decisiva, y si desde 2020 a 2023 ponemos al mundo en la proyección del 1,5 el optimismo se mantiene alto. No obstante, si se compara con los gastos militares es absurda la intensidad e interferencia que genera el gasto militar frente a cualquier demanda que exista en relación a un derecho humano”.
“Es la historia lamentable”, asegura, más aún después de que Naciones Unidas reconociera a principios de octubre que vivir en un medio ambiente limpio es un derecho humano. EFEverde
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