Alberto Abánades.- El Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 elaborado por el Gobierno define unos objetivos ambiciosos en relación con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la penetración de energías renovables y la eficiencia energética.
En este sentido, cambiar la forma de generar y consumir energía es imprescindible para poder cumplir con los objetivos en materia energética y medioambiental establecidos por la Unión Europea. Así, se concluyó en la jornada “Señales económicas para la descarbonización de la economía”, celebrada el pasado 19 de noviembre en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid, que reunió a instituciones, asociaciones y expertos del sector.
Alcanzar en el corto plazo un alto grado de electrificación de la economía y de la sociedad, junto con una efectiva adecuación de la señal de precios para caminar hacia la transición energética, son algunos de los principales retos del sector energético actual.
De hecho, a partir del próximo año, la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC) y el Ministerio tienen el mandato de desglosar la parte regulada de la factura de la electricidad en dos conceptos distintos: el peaje de red y los cargos. El primero, regulado por la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC), cubrirá los costes asociados a las redes de transporte y distribución eléctrica, mientras que el segundo, competencia del Ministerio, agrupará los costes ajenos del suministro y, que, comúnmente, depende de decisiones de política energética.
Esta nueva metodología de la tarifa eléctrica tendrá ventajas para el consumidor, una figura cada vez más activa en el sistema energético. Ahora, una gran parte de lo que se paga en la factura va destinada a los cargos, a los que se añade, también, impuestos. En este sentido, la factura actual no ayuda a la electrificación de la economía, un objetivo importante para caminar hacia la transición energética y cumplir los objetivos marcados por la Unión Europea en 2030. Y es que los consumidores destinan más de la mitad del importe de su factura a pagar impuestos y costes ajenos al suministro. Esto se traduce en un mayor gravamen de la electricidad, penalizando su consumo frente a otras energías más contaminantes.
Para cumplir los objetivos de descarbonización, la definición de una adecuada metodología de asignación de los peajes y cargos del sistema eléctrico es una oportunidad para favorecer la electrificación de la economía y proporcionar a los consumidores señales de precios eficientes. Por ello, la composición de la parte regulada de la factura, y su reparto entre conceptos fijos y variables, debe ser un elemento clave para favorecer la electrificación, transmitiendo una señal de precio adecuada a los consumidores y orientándoles hacia el cambio de usos energéticos. Pero hay que tener en cuenta que electrificar la economía no puede implicar aumentar el gasto energético de las familias, sino enviar señales para el uso de las opciones más sostenibles, competitivas económicamente y eficientes.
El consumidor actual ya no es el de antes. Su percepción sobre esta industria es diferente y está más concienciado con los devastadores efectos del cambio climático. Por ello, el sector energético debe trabajar para allanar el camino que ayude a cumplir los objetivos europeos marcados. Y puede empezar, en primera instancia, ofreciendo una señal de precios adecuada.

(*) Alberto Abánades, subdirector de Máster y Doctorado de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid
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Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a su autor y a EFEverde
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