Antonio Martín. / Elche (Alicante) (EFEverde).- El reciente auge de líneas de transporte y distribución eléctrica en uno de los últimos reductos salvajes del planeta para las aves, el desierto del Gobi (Mongolia), se ha erigido en una nueva amenaza para las rapaces al multiplicarse los ejemplares electrocutados por unos tendidos muy peligrosos.
El actual desarrollo económico de país ha provocado la proliferación de los tendidos y los nuevos postes han pasado a convertirse en una auténtica “trampa mortal” ya que se trata de un ecosistema sin apenas posaderos naturales y las aves tienden ahora a aprovechar la altura de estas estructuras metálicas para otear el horizonte con el objetivo de capturar pequeños roedores.
Y lo hacen porque su equivocado diseño (con cables en la zona superior) favorece que toquen los conductores y mueran electrocutadas en el momento y, además, porque aunque Mongolia ha modificado muchos de los postes con elementos teóricamente antiposada para evitar la mortalidad, en realidad provocan que las aves ocupen huecos más estrechos y más peligrosos por electrocución.
Estos artilugios antiposada que consiguen el efecto contrario porque aumentan el roce del ala o el pecho con los cables consisten en unos tubos de cepillo aislante entre los tendidos, en unos casos, o en la incorporación de unos espejos rotatorios, en otros.
El biólogo de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche Juan Manuel Pérez-García ha explicado a Efe que este ecosistema desértico en el centro de Asia constituye una de las más concurridas rutas migratorias entre la tundra siberiana y puntos del sudeste del continente, como China, India o, incluso, Corea.
En estos viajes de miles de kilómetros, las rapaces tienden a aprovechar estos postes para descansar y mejorar la visibilidad en la caza sobre una vasta planicie de herbáceas y roca con muy baja densidad humana.
Cinco científicos del departamento de Biología Aplicada de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) han estudiado durante el pasado julio la incidencia de este tipo de mortalidad y han comprobado lo contraproducente de las correcciones antiposada aplicadas en los postes.
Para ello, han recorrido más de 125 kilómetros de líneas de distribución de 15 kilovatios y contabilizado 1.092 estructuras, donde han observado que los mecanismos antiposada formados por unos cepillos de alambre elevaron la tasa de mortalidad a 4,4 aves muertas por cada 100 postes.
Esto es casi cuatro veces más que las torres eléctricas sin ningún tipo de estructura antiposada. Estos resultados suponen más de diez veces las tasas de electrocución de aves registradas en países como España. En total, los científicos hallaron 76 cuerpos de aves electrocutadas recientes de un total de siete especies distintas, la más afectada el Cuervo grande (Corvus corax) con 33 casos.
Le siguieron el Busardo mongol (Buteo hemilasius) con 11 y cinco individuos de Halcón sacre (Falco cherrug), especie catalogada en peligro crítico y que está considerada como el “ave nacional de Mongolia”.
El interés por el Halcón sacre no se queda en el país mongol ya que sus cualidades para la cetrería ha hecho que Emiratos Árabes Unidos (EAU) haya sufragado el coste de estos referidos mecanismos antiposada objeto del estudio.
Se da la circunstancia de que este halcón es un generador de economía nacional puesto que es el único país que puede capturar y exportar estas aves, principalmente a la península Arábiga. Anualmente vende unos 200 ejemplares a unos 11.000 euros cada uno.
Otras rapaces afectadas por las electrocuciones son el Águila esteparia, el Buitre del Himalaya, el citado Busardo mongol y el Cernícalo primilla y vulgar. También se han contabilizado ocho ejemplares de seis especies muertos con los cables mientras volaban,principalmente de la Ganga de Pallas (Syrrhaptes paradoxus).
Con la financiación de la Generalitat dentro de un proyecto para jóvenes investigadores, Pérez-García ha trabajado junto a Zebensui Morales-Reyes, Lara Naves-Alegre, José Antonio Sánchez-Zapata y Esther Sebastián-González, todos de la UMH.
No existe una evaluación del estado actual de las poblaciones de rapaces en Mongolia, por lo que se desconoce cómo afecta realmente la mortalidad en tendidos eléctricos pero, en todo caso, “los resultados constatan que el desierto del Gobi es una de las zonas con mayor mortalidad de rapaces y no se están acometiendo las medidas adecuadas”.
El joven biólogo ha advertido de que los avances científicos en medidas de conservación de otros países no son transferidos a estos puntos del planeta alejados y hace que se cometan “los mismos errores” que hace años. EFE