El impacto producido por las imágenes de las recientes inundaciones en Pakistán ha hecho comprender a muchos lo que ya era conocido por la ciencia: el cambio climático ya no es un problema a futuro.
Estuve en mi Pakistán natal los últimos dos meses, e incluso para un lugar que ha vivido con inundaciones durante 5000 años y que no es ajeno a los desastres naturales, la escala y la intensidad de lo que en realidad fue una serie de eventos climáticos extremos ha sido inimaginable y más allá de todas las expectativas: una fuerte ola de calor seguida por sequía, aguaceros monzónicos descomunales e inundaciones fluviales.
Las cifras de Pakistán materializan cruda y dramáticamente la realidad de lo que pueden ser los impactos del cambio climático: un tercio del país está bajo el agua; más de 1 millón de casas dañadas o destruidas; cerca de 809.371 hectáreas de cultivos arruinados; casi un millón de cabezas de ganado perdidas; más de 30 millones de personas sin hogar, incluidas unas 130.000 mujeres embarazadas; y alrededor de USD$40 mil millones en pérdidas y daños estimados. Lea estas cifras que una vez más; deberían ser un shock, pero para cualquiera que esté siguiendo la emergencia climática que se viene desarrollando, no debería ser una sorpresa. Aunque la inundación fue específica de Pakistán, la crisis climática no lo es.
El clima extremo que ha devastado a Pakistán es una progresión de otros fenómenos que en forma de titulares han aparecido en las redes sociales y que probablemente, la gente ya ha dejado de atender. Solamente este año: incendios forestales en España, sequía en China, verano extremo en toda Europa, huracanes en la Florida y, por supuesto, inundaciones en Pakistán, sin mencionar múltiples efectos en la región latinoamericana, una de las más golpeadas por el cambio climático. Claramente, la naturaleza ha notado nuestra inacción climática y apunta nuevos impactos: espere una crisis climática cerca de usted, y pronto.
La ciencia también anda intranquila y está exponiendo los hechos de manera más contundente. Más de 1000 científicos proclamaron que simplemente no es posible mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 1.5 grados centígrados según el objetivo del Acuerdo de París. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente tampoco ve ningún "camino creíble hacia los 1.5 grados centígrados", y en su más reciente Informe sobre la brecha de emisiones (EGR, por sus siglas en inglés), señala que incluso si los principales países industrializados cumplieran sus promesas, el mundo debería esperar un incremento en la temperatura de 2.8 grados centígrados o más. Para 2030, las proyecciones del ‘2022- Perspectivas de Energía del Mundo’ (WEO, pro sus siglas en inglés) sugieren que los tan anunciados compromisos nacionales realizados en versiones anteriores de las negociaciones de cambio climático de la ONU, o incluso las muy promocionadas proclamaciones de "cero neto", apenas tendrán algún impacto en el uso o emisiones totales de combustibles fósiles.
Entender que el cambio climático está aquí y ahora, está comenzando a asimilarse y para muchos, como los paquistaníes, se ha vuelto algo muy personal lo cual a su vez está cambiando la política del cambio climático. A medida que los impactos globales del cambio climático se vuelven más locales y se siente la urgencia, especialmente para los países más pobres y vulnerables, es lógico que el discurso se vuelva más agudo, las negociaciones más contenciosas, y existan mayores divisiones entre países de alto impacto y de alto nivel de emisiones. De hecho, ya hemos visto esto en el surgimiento de la “justicia climática” y en “pérdidas y daños” (que esencialmente es la exigencia de un mecanismo legal para que aquellos países con altas emisiones paguen por los daños y pérdidas causados en países vulnerables con bajas emisiones), y que además fue unos de los temas principales en la agenda de la COP27. Esto es significativo porque los principales países industrializados con altas emisiones que habían podido bloquear estos temas de las negociaciones pasadas de la COP, no han podido hacerlo esta vez.
Bienvenido a lo que yo llamo “La Era de la Adaptación”. Hasta ahora, el enfoque mundial estaba principalmente en la mitigación, es decir, reducir las emisiones para evitar el cambio climático. Ahora que los impactos son una realidad, la atención también se torna hacia la adaptación, es decir, prepararse para enfrentar los impactos del cambio climático. El primero se trataba casi exclusivamente de la gestión del carbono mientras que el último se trata completamente de desarrollar resiliencia, especialmente para los más vulnerables.
Al culminar esta ronda de negociaciones de la COP27, los países en desarrollo estaban justificadamente satisfechas cuando los negociadores de los países ricos de todo el mundo acordaron por primera vez establecer un fondo dedicado a “pérdidas y daños” para los países vulnerables perjudicados por el cambio climático. Este importante pero reñido reconocimiento sobre los daños ocasionados y sobre quién tiene responsabilidad por los costos podría, sin embargo, no materializarse de la manera en que se espera.
Nuestro planeta es paciente, pero es difícil engañar al mundo 27 veces seguidas. En cuanto al clima, 27 puede ser el límite. Si bien todos nosotros hemos transcurrido casi tres décadas hablando hasta quedar roncos sobre qué hacer y cómo, el clima planetario ha cambiado, tanto física como políticamente.
Y aunque, por ahora, los países en desarrollo lograron lo que querían: un fondo de pérdidas y daños, y los países desarrollados lograron evitar lo que nunca han querido entregar: cualquier tipo de compromiso de financiación o reconocimiento de su responsabilidad y reparación, quedan 3 preguntas operativas que se deben resolver para 2023 al respecto: 1) ¿Quién pagará por este nuevo fondo?; 2) ¿El fondo será nuevo, pero será adicional?; 3) ¿Quién recibirá el apoyo de este fondo?
He aquí, entonces, algunos consejos para quienes siguen las negociaciones post-COP27: Ahórrense los largos discursos. Reemplacen la intención futura con una acción inmediata. En la era de la adaptación, usted y la COP27 no serán juzgados por las promesas que haga para el mañana, sino por los compromisos que cumpla hoy.

* Adil Najam es profesor y decano emérito de la Escuela Pardee de Estudios Globales de la Universidad de Boston y ex vicerrector de la Universidad de Ciencias Administrativas de Lahore en Pakistán. Se ha desempeñado como autor principal en el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.
** Traducción al Español por Isis Alvarez, Bióloga, MSc. Gestión de Recursos Naturales y Medio Ambiente
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y EFEverde
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde
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