El círculo ballenero. Por Remí Parmentier

Publicado por: generico 25 de julio, 2010

Yo no sé si esta cumbre ballenera será la última para mí. Estuve directamente involucrado con Greenpeace en los esfuerzos para proteger las ballenas en los años 70 hasta la adopción de la moratoria sobre la caza comercial en el año 1982.

Yo no sé si esta cumbre ballenera será la última para mí. Estuve directamente involucrado con Greenpeace en los esfuerzos para proteger las ballenas en los años 70 hasta la adopción de la moratoria sobre la caza comercial en el año 1982. Luego continué participando en las reuniones de la comisión durante dos o tres años, antes de desaparecer completamente del panorama durante unos veinte años, hasta el año 2006, cuando una gran fundación me invitó a participar en la reunión anual de ése año, en la isla caribeña de St. Kitts & Nevis. Yo sabía que la situación en la CBI se había deteriorado considerablemente a lo largo de los años. Pero lo que yo descubrí era aún mucho peor de lo esperado. En esta reunión, con el apoyo de pequeños países teledirigidos por Japón, que consiguió en St. Kitts, por primera vez, una mayoría a su favor, el legado de veinticinco años de conservación estaba al borde del abismo. Lo más chocante para mí era la ausencia total de diálogo. Ambos bandos, pro- y anti-balleneros, buscaban la capitulación total y absoluta del otro, meta imposible ya que el reglamento de la CBI requiere una mayoría de tres cuartos para la toma de decisiones.

Remi Parmentier en EFEverde
Remi Parmentier en EFEverde

Circulo ballenero

Una joven delegada de un país del Sur de Europa presente en la CBI por primera vez, pero acostumbrada a otros foros internacionales dónde sí todas las partes se esfuerzan más allá de sus ideologías me dice en broma que deberíamos mandar a todos los delegados recalcitrantes a un campus de verano para que reciban una formación acelerada sobre multilateralismo y procesos de negociación. No es mala idea, siempre y cuando no se olvide incluir traducción simultánea al español, dado el papel jugado por los países de América Latina en el bloqueo de la negociación. Otra delegada de un país de las antípodas me dice, medio en broma, que para que cambien las cosas, sería necesario que todos los gobiernos agradezcan los servicios prestados a sus comisionados y permiten la entrada de gente con sangre e ideas nuevas.

En los últimos años, al involucrarme en la negociación ballenera he visitado con bastante frecuencia Japón, dónde he compartido tiempo con numerosos políticos, miembros del parlamento y de los sucesivos gobiernos, funcionarios, ejecutivos de empresas de comunicación, científicos, periodistas, y miembros de ONGs. Siempre que voy a Japón, intento comportarme como una esponja, para asimilar y entender los puntos de vista de los distintos protagonistas.

Carne de ballena

El joven a mi lado en la foto que ilustra este artículo es Junichi Sato, el Director de Campañas de Greenpeace-Japón, que va a ser encarcelado en su país durante 18 meses (probablemente a partir del mes de septiembre). Hace dos años, Junichi y su compañero Toru Suzuki recogieron de buena fe una caja de carne de ballena para probar que el programa de caza “científica” escondía una red de contrabando de carne para el beneficio de miembros del llamado Instituto de Investigación Ballenera japonés. Después de presentar su hallazgo a la prensa, Junichi y Toru entregaron la carne de contrabando a la fiscalía para reclamar una investigación. Pero en lugar de investigar el contrabando de carne de ballena, en una pirueta kafkiana el fiscal decidió perseguir a los ecologistas. Junichi ha compartido ayer sus impresiones con Richard Black de la BBC; recomiendo la lectura del diálogo entre ambos, lleno de sabiduría.

Rémi Parmentier

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