En la primera parte de este artículo, publicada el pasado 9 de agosto (https://efeverde.com/blog/blog/el-gobierno-sigue-prefiriendo-los-transgenicos-a-la-agricultura-sostenible/), explicábamos cómo los datos que el Gobierno de España sigue ofreciendo, tras 15 años de cultivo de transgénicos,no son fiables, y que existe una gran descoordinación y una patente complicidad con las multinacionales.
España los cultiva. Europa los rechaza.
Mientras cada vez más países de la UE rechazan los OMG, España sigue siendo el país de la UE que más superficie cultiva. De hecho es el único Estado miembro de la UE que lo hace a gran escala, con el 90% de todo el cultivo comercial de la UE: el 10% restante está en Portugal, República Checa, Rumanía y Eslovaquia, pero se trata de pequeñas superficies sin repercusión en los mercados internacionales.
Además, en España está el 67% de los campos experimentales al aire libre de la UE; es decir transgénicos que ni siquiera han pasado los procesos de aprobación, que se están investigando, cuyas consecuencias ambientales y sanitarias son perfectas incógnitas y que sin embargo, se permite que se estudien al aire libe, en contacto físico y genético con el resto de la biosfera (y especialmente con las variedades de maíz comerciales que se van a cosechar e incorporar a la cadena alimentaria).
En contraposición, gran parte de la UE rechaza estos cultivos. El pasado 1 de agosto en Francia, a raíz de la anulación de la prohibición de cultivar maíz MON 810 por parte del Consejo de Estado, dos ministros (Philippe Martin, Ministro de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía y Stéphane Le Foll, Ministro de Agricultura, sector Agroalimentario y Bosques) inmediatamente recordaron “el compromiso de su gobierno de mantener la moratoria al cultivo de OMG para evitar los riesgos medioambientales y económicos para el resto de cultivos y para la apicultura”.
Las multinacionales agrobiotecnológicas se van de Europa pero no de España
En julio la multinacional Monsanto, la empresa que controla la mayor parte de la producción de semillas y de agrotóxicos del Mundo anunciaba su decisión de retirar todas las solicitudes para nuevos transgénicos que estaban a la espera de ser aprobados en la UE (cinco solicitudes para cultivo de maíz, soja y remolacha azucarera). La decisión se debía a la “falta de perspectivas comerciales” para la biotecnología en la UE debido a la fuerte oposición ciudadana, sumada al veto contra los transgénicos de Francia, Alemania, Grecia, Luxemburgo, Bulgaria, Austria y Hungría, que mantiene en un “stand by ” político los procesos de aprobación en Bruxelas.
Sin embargo, esta multinacional no ha retirado su variedad MON 810, ampliamente cultivada y consumida en España.
Por su parte, hace un año y medio, la empresa química alemana BASF renunciaba a desarrollar transgénicos en la UE y trasladaba sus operaciones de investigación a EEUU ante la falta de apoyo de los Estados de la UE.
¿Alimentar al mundo?
Desde Salvia queremos recordar que el argumento de la mayor producción que esgrimen vergonzosamente las empresas desde hace muchos años, el único que le puede quedar a una industria que no ha cumplido ninguna de sus promesas, es falso: los estudios sobre variedades llevados a cabo por determinadas comunidades autónomas (como por ejemplo los resultados de la Red de Ensayos de Aragón o los del ITAP de Albacete) arrojan una vez más la misma conclusión: no existe diferencia entre los rendimientos por hectárea de las variedades modificadas genéticamente y los de las convencionales.
Movilización e iniciativas.
Mientras, en España se siguen sumando las iniciativas ciudadanas o políticas en contra de los OMG, como se pudo demostrar en la pasada Semana de Lucha contra los Transgénicos (en abril de 2012). Por poner un ejemplo concreto, en septiembre tendrá lugar la defensa de la Proposición No de Ley que insta al Gobierno de Andalucía a defender y poner en marcha mecanismos políticos, administrativos y legales que obran en poder del gobierno autonómico para prohibir los transgénicos en Espacios Naturales Protegidos y en zonas donde la producción ecológica tiene una presencia importante, así como de interés social y económico. También los ensayos experimentales con cultivos transgénicos en Andalucía, haciendo especial hincapié en el maíz transgénico NK603 y en el trigo transgénico.
El autor de este artículo asistió hace unas semanas al Encuentro Internacional de los Movimientos contra los Transgénicos[1], que se correspondía al décimo aniversario de los “Cortadores Voluntarios” de transgénicos (“faucheurs volontaires”). En él coincidimos y compartimos experiencias, luchas, cansancios e ilusiones activistas de toda Europa, de Brasil, de diferentes países de África, de los EEUU, de India … en pocas palabras: la oposición a los transgénicos no solamente es grande sino que es creciente en todo el planeta. Seguiremos trabajando por un mundo sin transgénicos. Y lo conseguiremos.