Wagner Albuquerque de Almeida (IFC) / Subida por Arturo Larena

CREADORES DE OPINIÓN VERDE

Agricultura sostenible: el papel fundamental de los pequeños agricultores. Por (*) Wagner Albuquerque de Almeida (@IFC_org)

Publicado por: Arturo Larena 12 de diciembre, 2023 DUBAI Fuente: ifc

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Por (*) Por Wagner Albuquerque de Almeida

El sistema alimentario mundial está en crisis. Para 2050, debemos satisfacer las necesidades alimentarias de 9.700 millones de personas, reduciendo al mismo tiempo la huella medioambiental de la agricultura. Tenemos que producir más alimentos en menos tierra, con menos agua, al tiempo que aumentamos la resiliencia ante las crisis externas y el cambio climático. La recuperación desigual de la pandemia del COVID-19 a nivel global y la invasión rusa de Ucrania han hecho más difícil asegurar el suministro de alimentos y garantizar la producción necesaria. Según el Programa Mundial de Alimentos, hasta 783 millones de personas se enfrentarán al hambre crónica en 2023.

Las explotaciones agrícolas familiares producen alrededor de un tercio de los alimentos del mundo. También son la columna vertebral de las economías rurales. Más de 2.500 millones de personas en todo el mundo dependen de las explotaciones familiares para su subsistencia. Los pequeños agricultores son clave para la adaptación al clima. Están a la vanguardia del cambio hacia sistemas alimentarios más diversos y respetuosos con la naturaleza que, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, son necesarios para salvaguardar la seguridad alimentaria en un clima cambiante, pues muchos de ellos ya practican una agricultura resistente al clima.

Sin embargo, los pequeños agricultores se encuentran entre los segmentos más pobres de la población, y al parecer, serán de los primeros en sufrir los impactos más tempranos y dañinos del cambio climático: escasez de agua, degradación medioambiental, condiciones meteorológicas extremas, mayor incidencia de plagas y enfermedades en los cultivos. También enfrentan problemas para acceder a insumos, financiación, conocimientos, tecnología, mano de obra y mercados. Los últimos años han sido especialmente difíciles.

Garantizar una transición equitativa hacia una producción más sostenible que satisfaga las necesidades alimentarias del mundo no puede lograrse sin liberar todo el potencial de las comunidades de pequeños agricultores. Movilizar y coordinar eficazmente las inversiones necesarias representa quizás el reto más apremiante al que se enfrenta hoy el sistema alimentario mundial.

Las nuevas tecnologías agrícolas llamadas “climáticamente inteligentes” pueden desempeñar un papel fundamental. Pensemos en el riego, por ejemplo. La inmensa mayoría de los agricultores del mundo siguen dependiendo únicamente del agua de lluvia, y en África sólo un pequeño porcentaje de las tierras cultivadas son de irrigación. Implantar una irrigación sostenible puede aumentar los rendimientos, cerrar la brecha entre la oferta y la demanda de alimentos y hacer frente a la escasez de recursos hídricos. Un proyecto de riego solar a pequeña escala en Kenia, por ejemplo, casi duplicó la producción de los agricultores, y en Etiopía la tecnología de riego por goteo duplicó la superficie regada y aumentó el rendimiento en un tercio.

Las prácticas inteligentes, los modelos empresariales innovadores y los programas de formación también pueden ser increíblemente eficaces para mejorar la productividad y la resiliencia.

director de agronegocios y silvicultura de la Corporación Financiera Internacional

Pearl Dairy, la mayor planta procesadora de leche de Uganda, compra leche cruda a pequeños ganaderos de zonas rurales y vende productos procesados a comunidades desatendidas. En los últimos años, la Corporación Financiera Internacional (IFC según la sigla en inglés), que es la rama del Grupo Banco Mundial dedicada al sector privado, ha impartido una formación específica a sus proveedores sobre buenas prácticas. Los resultados fueron auspiciosos. La productividad y los ingresos aumentaron significativamente, y la intensidad de las emisiones de las operaciones de la empresa disminuyó. Aunque la ganadería es responsable de una parte considerable de las emisiones mundiales, también contribuye al sustento y a la seguridad alimentaria y nutricional de casi 1.300 millones de personas en todo el mundo. La ampliación de programas similares podría tener un inmenso poder transformador.

El futuro de la agricultura requiere ingenio, innovación e inversiones considerables de todas las partes interesadas en el sistema alimentario. También requiere aumentar la productividad agrícola al tiempo que se apoyan políticas públicas para proteger a los pequeños agricultores más vulnerables.

Mejorar el acceso a los insumos, la tecnología y la financiación puede ayudar a 600 millones de pequeños agricultores de todo el mundo a producir y ganar más, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y liderar la transición hacia una agricultura sostenible. La comunidad mundial no puede incumplir su promesa de acabar con el hambre y la malnutrición para 2030. 

 

 

(*) Wagner Albuquerque de Almeida es el director de agronegocios y silvicultura de la Corporación Financiera Internacional (IFC).

 

Fotografía principal: Alimentos / Archivo @arturolarena para @efeverde

 

 


 

Sustainable agriculture: the pivotal role of small farmers

By (*) Wagner Albuquerque de Almeida

The global food system is in crisis. By 2050, we must meet the food needs of 9.7 billion people, while reducing agriculture’s environmental footprint. We need to produce more food on less land, with less water, while building resilience to external shocks and climate change. An uneven global recovery from the COVID-19 pandemic and the Russian invasion of Ukraine have made securing food supplies and ensuring necessary production more challenging. According to the World Food Programme, as many as 783 million people are facing chronic hunger in 2023.

Family farms produce around one-third of the world’s food. They are also the backbone of rural economies. Over 2.5 billion people globally depend on family farms for their livelihoods.  Family farmers are also key to climate adaptation. They are at the forefront of the shift to more diverse, nature-friendly food systems which the Intergovernmental Panel on Climate Change says is needed to safeguard food security in a changing climate as many of them already practice climate-resilient agriculture.

Yet, small farmers are among the poorest segments of the population, and they are set to endure among the earliest and most damaging impacts of climate change: water scarcity, environmental degradation, extremes of weather, heightened crop pest and disease incidence. They also face constraints in accessing inputs, finance, knowledge, technology, labor, and markets. The past few years have been particularly challenging.

Ensuring an equitable transition to more sustainable production that meets the world’s food needs cannot be achieved without unlocking the full potential of smallholder farming communities. Effectively mobilizing and coordinating the investments required represents perhaps the most pressing challenge facing the global food system today.

Emerging climate-smart agricultural technologies can play a pivotal role. Let’s think about irrigation, for example. The vast majority of the world’s farmers still rely on rainwater alone, and in Africa, only a small percentage of cultivated land is irrigated. Implementing sustainable irrigation can increase yields, close the gap between supply and demand for food, and address scarcity of water resources. A small-scale solar irrigation project in Kenya, for example, almost doubled farmers' production and in Ethiopia drip irrigation technology doubled the irrigated area and increased yield by a third.

Smart practices, innovative business models, and training programs can also be incredibly effective in improving productivity and resilience.

Pearl Dairy, Uganda's largest milk processing plant, buys raw milk from small-scale farmers in rural areas and sells processed products to underserved communities. In the last few years, the International Finance Corporation, which is the private-sector arm of the World Bank Group, provided specific training to their suppliers on best practices. The results were auspicious. Productivity and income increased significantly, and the emissions intensity of the company operations decreased. While livestock farming accounts for a considerable amount of global emissions, it also supports the livelihoods and food and nutrition security of almost 1.3 billion people globally. Scaling similar programs could have immense transformative power.

Wagner Albuquerque de Almeida is the Director of Global Manufacturing‚ Agribusiness and Forestry at the International Finance Corporation.
Wagner Albuquerque de Almeida is the Director of Global Manufacturing‚ Agribusiness and Forestry at the International Finance Corporation.

The future of agriculture requires ingenuity, innovation, and considerable investments from all stakeholders in the food system. It requires raising agricultural productivity while supporting public policies to protect the most vulnerable small-scale farmers.

Improving access to inputs, technology, and financing can help 600 million smallholder farmers globally produce and earn more, reduce greenhouse gas emissions, and lead the transition to sustainable agriculture. The global community must not fail on its promise to end hunger and malnutrition by 2030. 

 

 

(*) Wagner Albuquerque de Almeida is the Director of Global Manufacturing‚ Agribusiness and Forestry at the International Finance Corporation.

 

 

 

 


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Arturo Larena

#PeriodistaAmbiental de la vieja escuela, maestro en #Fundación Gabo. Premio Nacional de Medio Ambiente 2005 y de la Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad (Periodismo). Diseñé y fundé www.efeverde.com en 2009. Más sobre mí: www.arturolarena.com

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