Es “ahora o nunca” para el océano mundial. Por (*) Hannah Rudd

Publicado por: Redacción EFEverde 8 de marzo, 2022 Fuente: Creadores de Opinión Verde

Este año tenemos una oportunidad sin precedentes de cambiar la forma en la que gestionamos y conservamos casi la mitad del planeta. El océano cubre el 71 por ciento de la Tierra, y la alta mar (también conocida como las áreas fuera de la jurisdicción nacional, AFJN) abarca el 64 por ciento del océano y cubre casi la mitad de la superficie de nuestro planeta.

Varios estudios demuestran que la alta mar alberga enormes cantidades de biodiversidad, que está directamente conectada con las áreas costeras y que constituye un “superhéroe” de valor incalculable en nuestra lucha contra la crisis climática. Estas áreas fuera de la jurisdicción nacional son el hogar de formas de vida silvestre mágicas, desde gigantes migratorios, como las enormes ballenas, hasta las criaturas casi alienígenas que moran las aguas profundas. La alta mar no pertenece a nadie y pertenece a todo el mundo — es nuestro último verdadero bien común.

Y aquí es donde radica el problema. La alta mar es un área de nuestro planeta que en gran medida carece de regulación y monitorización y que presenta numerosas lagunas legales y de gobernanza. En la actualidad tan sólo el 1,2% de la alta mar se halla protegida. Esta falta de protección y de acción para velar por el cumplimiento de la normativa socava la necesidad de conservar adecuadamente la biodiversidad marina.

Por todas estas razones, la alta mar se dirige hacia el colapso ecológico. Las actividades antropogénicas tanto en el océano como en tierra firme están provocando la degradación rápida de los hábitats oceánicos y enormes declives de la biodiversidad marina. La sobrepesca, la extracción de gas y petróleo, la minería y el transporte marítimo de mercancías, en combinación con los efectos de la crisis climática, están desencadenando consecuencias catastróficas para la vida marina, los ecosistemas, las comunidades, las culturas y los modos de vida relacionados con el océano.

Pero todo ello podría estar a punto de cambiar. Tras casi veinte años de negociaciones, está previsto que los líderes mundiales se reúnan del 7 al 18 de marzo en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York en la ronda final de negociaciones para un nuevo Tratado internacional sobre la Alta Mar legalmente vinculante, con la esperanza de finalizar el proceso ese mismo mes. Si este nuevo tratado es lo suficientemente sólido y ambicioso, cerrará las lagunas legales fragmentadas que existen en materia de gobernanza de la alta mar y permitirá de una vez por todas que el mundo pueda proteger y conservar la biodiversidad marina en las áreas fuera de la jurisdicción nacional. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿hay suficiente voluntad política para llevar a buen puerto este tratado que supone una oportunidad única en la vida?

Escribiendo en calidad de joven embajadora para la alta mar que representa a los jóvenes de todo el mundo, soy consciente de que la conservación y el restablecimiento de la alta mar son elementos críticos para el futuro de nuestra comunidad mundial. Sabemos que el destino de la humanidad está estrechamente vinculado a nuestro océano a través de los alimentos que comemos, el aire que respiramos y las vidas que llevamos. Su futuro es nuestro futuro. Un número cada vez mayor de jóvenes está tomando consciencia de la realidad de la alta mar (y de la existencia del tratado), de los enormes impactos que soporta el océano como resultado de las actividades humanas y de su papel vital para la adaptación y la resiliencia del planeta frente al cambio climático. Las voces de la gente joven han estado hasta hace poco notoriamente ausentes en las negociaciones del Tratado sobre la Alta Mar, y debemos garantizar que se escuchen todas las voces de nuestra comunidad mundial durante estas negociaciones históricas para este bien común que es el océano.

Con la adopción de un nuevo Tratado sobre la Alta Mar tenemos una oportunidad transformadora de asegurarnos de que contamos con un planeta en buen estado de salud para las generaciones actuales y venideras. El tratado permitirá finalmente al mundo crear áreas marinas protegidas en alta mar – una medida clave para salvaguardar y proteger la biodiversidad marina. Además, el tratado establecerá una conferencia de las partes firmantes del tratado que posibilitará una supervisión mundial y la evaluación de las actividades que tengan lugar en áreas fuera de la jurisdicción nacional con el fin de limitar ulteriores efectos negativos sobre la biodiversidad marina. Para que estas protecciones puedan alcanzar con éxito sus objetivos de conservación, deberán contar con niveles suficientes de recursos y de medidas de monitorización y cumplimiento.

Dado que las negociaciones del tratado han estado congeladas durante los últimos dos años debido a la pandemia de Covid-19 y las amenazas para la alta mar siguen creciendo día tras día, no podemos perder más tiempo con sesiones de negociación interminables. Instamos a los gobiernos del mundo a que adopten sin dilación un Tratado sobre la Alta Mar ambicioso y legalmente vinculante. Un tratado que garantice la protección y la supervivencia de la biodiversidad marina, que salvaguarde los medios de sustento de las comunidades costeras e indígenas que dependen del océano y que posibilite un océano en buen estado de salud capaz de desempeñar su papel de solución clave a la crisis climática. Un tratado que sitúe al planeta y a su gente en el centro de la protección, la resiliencia y el restablecimiento del océano.

Tras casi veinte años de negociaciones, debemos concluir el tratado en 2022 y empezar a convertir su texto en acciones concretas durante la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas. Como jóvenes embajadores de la alta mar, hemos redactado una declaración que explica nuestras prioridades clave como jóvenes para garantizar el éxito de las negociaciones (encontrará más información aquí).

No podemos dejar escapar esta oportunidad sin precedentes de proteger nuestro océano mundial. Necesitamos hacer gala de liderazgo global para contribuir a que este tratado cruce con éxito la línea de meta en 2022. Ahora es el momento, el mundo está observando y el latente corazón azul de nuestro planeta necesita que actuemos colectivamente en su defensa.

(*) Hannah Rudd, Joven Embajadora de la Alta Mar, Reino Unido

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‘Redes fantasma’ por Víctor Solís @visoor para la #viñetaverde en @efeverde

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It’s Now or Never for the Global Ocean

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 Hannah Rudd, High Seas Youth Ambassador, United Kingdom

This year we have an unprecedented opportunity to change how we manage and conserve almost half the planet. The ocean covers 71 percent of Earth, with the high seas (otherwise known as areas beyond national jurisdiction or ABNJ) comprising 64 percent of the ocean and covering nearly half the surface of our planet. Research has shown that the high seas host immense amounts of biodiversity, are directly connected to coastal areas and are an invaluable superhero in the fight against climate breakdown. These areas beyond national jurisdiction host magical wildlife from migrating giants like the great whales to the alien-like creatures of the deep sea. The high seas belong to no one and everyone — our last true global commons.

And herein lies the problem. The high seas are a largely unregulated and unmonitored area of our planet, where plentiful legal and governance gaps exist. Currently, only 1.2% of the high seas are protected. This lack of protection and enforcement undermines the need to conserve marine biodiversity adequately.

For these reasons, the high seas are heading toward ecological collapse. Human activities both in the ocean and on-land are leading to the rapid degradation of ocean habitats and huge declines in marine biodiversity. Overfishing, oil and gas extraction, mining, and shipping, in combination with the impacts of climate breakdown, are unleashing catastrophic impacts on marine life, ecosystems, communities, cultures and ways of life.

But this could all be about to change. After nearly twenty years of negotiations, world leaders are scheduled to meet at United Nations Headquarters in New York from March 7-18 in the final round of negotiations for a new international and legally binding High Seas Treaty, with the hope of concluding the negotiations within the month. If robust and ambitious enough, this new treaty will close the fragmented legal gaps that currently exist in high seas governance and finally allow the world to protect and conserve marine biodiversity in areas beyond national jurisdiction. The question remains – is there enough political will to conclude this once-in-a-lifetime treaty?

Writing as a High Seas Youth Ambassador representing youth from around the world, the conservation and restoration of the high seas is critical to our global community’s future. We know that humanity is intimately tied to our ocean through the food we eat, the air we breathe, and the lives we lead. It’s future is our future. Growing numbers of young people are becoming aware of the high seas (and the treaty), the massive impact it is enduring as a result of human activities, and its vital role in climate resilience and adaptation. Youth voices have been conspicuously absent from the High Seas Treaty negotiations until recently and we must ensure that all voices of our global community are being heard during these landmark negotiations for our global commons.

By adopting a new High Seas Treaty, we have a transformative opportunity to ensure we have a healthy planet for present and future generations. The treaty will enable the world to finally establish marine protected areas on the high seas – a key measure to safeguard and protect marine biodiversity. Additionally, the treaty will set up a conference of the parties that will allow for global oversight and the assessment of activities occurring in areas beyond national jurisdiction to limit further negative impacts on marine biodiversity. Adequately resourcing, monitoring and enforcing these protections will be crucial to their success in reaching conservation objectives.

As treaty negotiations have been stalled for the past two years due to the COVID-19 pandemic and threats to the high seas continue to grow every day, we cannot delay or wait any longer for further endless negotiating sessions. We are calling on world governments to rapidly adopt an ambitious and binding High Seas Treaty. One that will ensure the protection and survival of marine biodiversity, safeguard the livelihoods of coastal and Indigenous communities that depend on the ocean, and help support a healthy ocean and its role as a major climate solution. One that puts people and the planet at the heart of ocean protection, resiliency and restoration.

After nearly twenty years of negotiations, we must conclude the treaty in 2022 and begin to put its words into action during the UN Decade on Ecosystem Restoration. As High Seas Youth Ambassadors, we have created a declaration outlining our key priorities as youth to ensure the treaty negotiations are a success (Read more here).

We cannot let this unprecedented opportunity to protect our global ocean go by before us. We need global leadership to help bring this treaty across the finish line in 2022. The time is now, the world is watching and the beating blue heart of our planet needs us to collectively take action.

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Océan mondial : c’est maintenant ou jamais

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 Hannah Rudd, ambassadrice des jeunes pour la Haute Mer, Royaume-Uni

Cette année, nous avons une occasion unique de changer la façon dont nous gérons et conservons près de la moitié de la planète. L’Océan couvre 71 % de la Terre. La Haute Mer (également désignée par l’expression « zone au-delà des juridictions nationales », ZADJN ou ABNJ en anglais) constitue 64 % de cet océan et couvre donc pratiquement la moitié de la surface de notre planète. Comme le montre la recherche, la Haute Mer héberge une biodiversité d’une très grande richesse, elle est en lien direct avec les zones côtières et elle joue le rôle inestimable de superhéroïne de la lutte contre l’effondrement climatique. Cette zone au-delà des juridictions nationales accueille une faune et une flore enchanteresses, des géants migrateurs que sont les baleines jusqu’aux créatures quasi extraterrestres des profondeurs marines. La Haute Mer appartient à tout le monde et à personne : elle est notre dernier véritable bien commun.

Et c’est bien là le problème. La Haute Mer est une des rares régions de notre planète à n’être quasiment pas réglementée ni contrôlée, et elle se caractérise par d’importantes failles juridiques et de gouvernance. À l’heure actuelle, seul 1,2 % de la Haute Mer est protégé. En l’absence de mesures de protection et de contrôle, il est impossible de conserver correctement la biodiversité marine.

Exprimiendo oceános Por (*) Victor Solís (@visoor) en la #ViñetaVerde de @efeverde
Exprimiendo oceános (*) Ilustración de Víctor Solís @visoor para la #viñetaverde en @efeverde

De ce fait, la Haute Mer est sur la voie d’un effondrement écologique. Les activités humaines en mer et sur terre provoquent la rapide dégradation des habitats océaniques et un déclin majeur de la biodiversité marine. La surpêche, l’extraction gazière, pétrolière et minière, ainsi que le transport maritime, combinés aux effets de l’effondrement climatique, ont des impacts catastrophiques sur la vie marine, les écosystèmes, les communautés, les cultures et les modes de vie.

Mais tout cela pourrait être sur le point de changer. Après environ vingt ans de négociations, les dirigeants mondiaux doivent se réunir du 7 au 18 mars au siège de l’ONU à New York pour le dernier cycle de négociation d’un nouveau traité international et juridiquement contraignant sur la Haute Mer, dans l’espoir de conclure les négociations à la fin du mois. S’il est suffisamment solide et ambitieux, ce nouveau traité comblera les failles juridiques qui émaillent actuellement la gouvernance de la Haute Mer et permettra enfin à la communauté internationale de protéger et de conserver la biodiversité marine dans les zones au-delà de la juridiction nationale des États. Reste à savoir si la volonté politique est là de négocier ce traité sans précédent.

En ma qualité d’ambassadrice des jeunes pour la Haute Mer représentant la jeunesse du monde entier, j’affirme que la conservation et le rétablissement de la Haute Mer sont essentiels pour l’avenir de notre communauté mondiale. Nous savons que l’humanité est intimement liée à notre Océan, que ce soit à travers la nourriture que nous mangeons, l’air que nous respirons ou la vie que nous menons. Son avenir est notre avenir. Un nombre croissant de jeunes prend conscience de la Haute Mer (et de son traité), des effets majeurs des activités humaines sur le bon état de celle-ci, et de son rôle vital dans l’adaptation et la résilience au changement climatique. Jusqu’à récemment, les voix des jeunes ont été manifestement inaudibles au cours des négociations du traité sur la Haute Mer. Or, nous devons nous assurer que toutes les voix de notre communauté mondiale sont entendues lors de ce cycle de négociation décisif pour notre patrimoine mondial.

En adoptant un nouveau traité sur la Haute Mer, nous avons l’occasion de transformer la situation dans laquelle nous nous trouvons afin de conserver une planète saine pour les générations présentes et futures. Le traité permettra à la communauté internationale d’enfin établir des aires marines protégées en Haute Mer — une mesure essentielle pour préserver et protéger la biodiversité marine. De plus, le traité instituera une conférence des Parties chargée d’organiser la surveillance mondiale et prévoira l’évaluation des activités se produisant dans les zones au-delà des juridictions nationales afin de limiter l’intensification des effets négatifs sur la biodiversité marine. Si nous voulons que ces mesures de protection atteignent les objectifs de conservation, il est essentiel de les doter de ressources suffisantes, de surveiller leur application et de les faire respecter.

Alors que la négociation du traité a été mise en suspens ces deux dernières années en raison de la pandémie de covid-19 et que les menaces pesant sur la Haute Mer s’intensifient chaque jour, nous ne pouvons plus nous permettre de reporter les discussions ou d’organiser encore et encore de nouvelles sessions de négociation. Nous demandons aux États d’adopter rapidement un traité ambitieux et contraignant sur la Haute Mer. Un traité qui assurera la protection et la survie de la biodiversité marine, préservera les moyens de subsistance des communautés côtières et indigènes qui dépendent de l’Océan, et contribuera à soutenir un Océan sain et son rôle en tant qu’acteur majeur de la lutte contre le changement climatique. Un traité qui place les personnes et la planète au cœur de la protection, de la résilience et du rétablissement de l’Océan.

Après pratiquement vingt ans de négociations, nous devons adopter le traité en 2022 et enfin passer des paroles aux actes en cette Décennie de l’ONU pour la restauration des écosystèmes. Nous, ambassadeurs et ambassadrices des jeunes, avons publié une déclaration soulignant les principales priorités des jeunes pour juger du succès des négociations sur le traité (cliquez pour en savoir plus).

Nous ne pouvons pas laisser passer cette occasion sans précédent de protéger notre Océan mondial. Nous avons besoin d’un leadership international pour que ce traité devienne enfin réalité en 2022. Les projecteurs sont braqués sur les négociations : il est temps d’agir. Le poumon bleu de notre planète a besoin que nous y travaillions ensemble.

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Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde [/box]

Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde

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